Los españoles después de capturar y asesinar
al inca Atahualpa asumen el control del Tahuantinsuyo, al que poco a poco van a
ir denominando Perú. Después de tomar el Cusco van a iniciar la tarea por
acentuar su poder en las nuevas tierras conquistadas; esto incluye no solo campañas
bélicas contra los naturales, sino también grandes campañas de adoctrinamiento
y evangelización católica, llevado a cabo por misioneros de las diversas
órdenes religiosas (dominicos, agustinos, jesuitas, franciscanos, etc.) que
venían de España para tal fin.
Es así como se organizan misiones religiosas
y se las envían a las diversas partes del territorio incaico, con la finalidad
de “catequizar” y “extirpar idolatrías” de tal manera que puedan implantar
aceleradamente la religión Católica ganando nuevos adeptos que les permitan
implantar sus modelos económicos y políticos. La misión principal de los
catequistas era difundir el cristianismo y bautizar a todos los que estén
dispuestos (a la buena o por fuerza) a abandonar sus creencias y adoptar la nueva
religión. El indígena una vez bautizado se volvía católico y como tal era
súbdito del soberano español, por tanto debía pagar tributos y demás
situaciones que contemplaban las leyes españolas.
A la zona de Corongo inicialmente llegaron
dominicos pero no dejaron gran obra en la zona. Ya para 1559 llegan
evangelizadores Agustinos para cumplir con el proceso de catequización y
extirpación de idolatrías que se había implantado en el Perú. Uno de los
primeros pasos de la evangelización implicaba la construcción de una iglesia o
capilla donde los naturales puedan recibir el catecismo y rendir culto al dios
cristiano. Estos evangelizadores agustinos buscaron un lugar idóneo y eligieron
“Rayan Pampa”, tierra de la tribu “Hualla” en el actual distrito de Aco para
erigir la primera capilla o iglesia y entronaron allí a “San Pedro” como santo
patrón. Esta elección quizás fue motivada por su cercanía al camino inca que
pasa por la parte alta de esa zona. Es así que las veintiún tribus que estaban
bajo el dominio del cacique “Pomacochache” debían ir hasta ahí a rendir
homenaje al santo patrón. El que sea Junio el mes elegido para la festividad
obedece a que en esta fecha se realizaba la más grande festividad incaica, “El
Inti Raymi” que se celebraba cada solsticio de invierno que se da entre el 23 y
24 de junio, justo en época en que inicia la fiesta de San Pedro con el
“rompimiento”, por tanto la fecha es no es simple coincidencia, aunque en
Corongo la festividad se ha centrado más en el manejo del agua. Esto demuestra
que los españoles no destruyeron ni desaparecieron las festividades incaicas,
sino simplemente reemplazaron los ídolos nativos por santos cristianos
facilitando así la conversión de los indígenas.
El proceso de catequización fue muy difícil
tal como lo hace saber el cronista Antonio de la Calancha en su “Crónica
Moralizada de la orden de San Agustín” pero a poco el cristianismo fue
venciendo. Entonces, los huallas, cushcas, clarinircas y otras tribus de la
zona comenzaron lentamente adherirse al cristianismo y adorar a este santo
cristiano, mucho antes que los coronguinos. Ya para 1570 aproximadamente y
estando Francisco de Toledo como virrey del Perú, se dictan las leyes para
“reducir” (conglomerar) a los indios y se crean las "Reducciones o Pueblos
de indios" que eran ciudades centrales donde se aglomeraban a las tribus
de los alrededores con la finalidad de tener mano de obra barata, poder cobrar
los tributos fácilmente y acentuar el proceso de evangelización.
Después de analizar varios lugares los hispanos
eligen la zona de “Antahuella” para crear la "Villa de San Pedro de
Corongo" por ser lugar plano y tener fácil comunicación con las otras
reducciones. Erigen una iglesia más grande, traen al Santo patrón a esta nueva
locación y concentran a las tribus en los diferentes barrios de la ciudad que
se mantiene tal cual hasta nuestros días.
Como es obvio, los Huallas y Cushcas no
aceptan este cambio, se roban la efigie del santo y lo llevan a Hualla para
adorarlo, los coronguinos hacían lo propio generándose sendas luchas para
conservarlo. En una de estas lides, donde las piedras y los palos se batían en
manos de los contendientes, una de las piedras le cae al santo separando y
haciendo volar su cabeza por los aires, esto va a dar pie que hasta hoy los coronguinos
seamos conocidos con el mote de "matasanpedros".
Al final los y después de calmarse los
ánimos los Huallas son ubicados en el barrio de Cayarina junto a los Cushcas y
Clarinircas y sus zonas de dominio van a quedar solo como estancias ganaderas
que aportaban productos a la ciudad principal.
En Corongo la jerarquía de la celebración de
la fiesta se mantuvo pues hasta fines del siglo XIX, la fiesta de Parte Arriba
era celebrada por los Huallas y la de Parte Abajo por los coronguinos y
obviamente ambos competían por tener la mejor fiesta llegando incluso a liarse
a palos y pedradas. En esta época la fiesta de Santo patrón se veía engalanada
por Shajshas, Incas, huaris (danza extinta en Corongo) pallas y panatahuas que
danzaban en su honor, generándose hermosas comparsas multicolores. Cuan hermosa
debe haberse visto la plaza llena de danzantes que compiten por destacar en la
adoración al santo patrón.
Ya a inicios del siglo XX las estancias de
Aco y Cusca adquieren categoría de distritos e independizan sus festividades
eligiendo nuevos santos patrones pero siempre respetando la fiesta de “San
Pedro” patrón principal de la provincia. Así, Cusca adopta a “La Virgen de la
Merced” con su festividad en setiembre y Aco elige como patrón a “San Francisco
de Asís” y celebra su festividad en octubre. Al independizarse los distritos
sus danzas originarias son dejadas de lado en junio y marginadas como indignas
para la celebración del Santo patrón “San Pedro” condición que se ha mantenido
hasta nuestros días.
Por todo esto podemos concluir que durante
mucho tiempo (quizás unos tres siglos) los shajshas junto a las pallas y
panatahuas bailaron juntos como parte importante de las festividades y
engalanando la fiesta de “San Pedro”, santo patrón de Corongo, una prueba más
de los importante que esta danza ha sido en el proceso histórico y tradicional
del pueblo coronguino.
¿Será una locura pensar en volver a ver a
los shajshas en junio?
Seguramente generaría
mucha controversia pero debería ser tomado como tema de análisis y profundo
debate por la comunidad coronguina.