Aún no cantan las aves
y ya estas caminando
Aún no nace la aurora
y ya estás de vuelta a casa.
Una lliclla en la espalda,
el hilado en las manos
y el aullar de los perros
acompañan tus pasos ligeros.
Dime cuál es tu rumbo,
cuéntame porque la prisa.
Deja que seque el sudor por
tu trajinar bajo el sol,
deja que cubra tu húmeda espalda por
tu trajinar bajo la lluvia.
Sólo tú sabes las carencias
de esta vida injusta,
pero el amor por los tuyos
es más fuerte que el dolor del alma.
El tiesto sobre la tullpa cobija
los granos que en tu espalda trajiste,
el batán ansioso espera triturarlos,
Lista la sopa, cancha y mazamorra,
alimentos andinos y cotidianos
que con tus benditas manos
preparas día a día Gaudencia.